EL
MONTONERO – Lima, 29 de agosto de 2023
LA PESCA Y FUKUSHIMA
Noticia
que ha alarmado al mundo, es el anuncio de las autoridades del Japón,
que han iniciado el vertimiento al mar de aguas residuales,
provenientes de lo que fuese la planta nuclear de generación de
energía eléctrica establecida en la localidad de Fukushima.
El
agua en cuestión estuvo altamente contaminada radioactivamente hay
más que indicios que si bien la contaminación fue reduciéndose con
el correr del tiempo, aún hay serios peligros como lo advierten
entidades ecologistas y defensores del medio ambiente.
Como
recordarán la planta nuclear de generación eléctrica a la que nos
referimos, sufrió muy serio siniestro originado por un terremoto y
maremoto el 11 de marzo del 2011, liberando energía nuclear que se
estima en por lo menos 500 veces a la emanada en el ataque atómico a
Hiroshima, con inmensos daños cuyos efectos, si bien se han
reducido, aún subsisten.
Ya con anterioridad en Chernobil,
localidad del norte de Ucrania, cuando aún pertenecía a la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas, su central energética
nuclear explosionó con gravísimos daños para la población, la
ganadería y también la agricultura, perdiendo la vida muchísimas
personas y quedando lesionadas e inhabilitados miles de habitantes de
la zona, aunque la nube nuclear se extendió en muchísimos
territorios. Ese desastre aconteció el 26 de abril de 1986, dejando
inservible y por tanto inoperativa a la Central Nuclear “Vladimir
Ilich Lenin”.
Según los expertos, el verter el agua
nuclearmente contaminada en el mar, podrá llevarla a diferentes
latitudes, entre ellas a nuestras costas, a nuestro dominio marítimo,
cuya pesca explotamos exitosamente y que nos llevó a ser el primer
país exportador de harina y aceite de pescado y, estar entre las más
importantes naciones pesqueras del planeta.
Ésa agua
contaminada puede causar, según los expertos, serios daños a
nuestra actividad pesquera, de la cual dependen miles de miles de
ciudadanos y que es uno de los soportes más importantes tanto de
nuestro comercio internacional como de la recaudación
tributaria.
Hasta ahora no se conoce ningún pronunciamiento del
Instituto del Mar ni de las otras autoridades nacionales en materia
de pesca, entre ellas el Ministerio de la Producción, como tampoco
de la Cancillería que se supone debería hacer gestiones con su
símil del Japón, para paralizar el vertimiento de las aguas
contaminadas por la radiación.
El Organismo Internacional de
Energía Atómica - OIEA, así como los de pesca, deberían otorgar
la cooperación científica y técnica, propias de su razón de ser,
para afrontar con efectividad el problema que exponemos y, en las
Naciones Unidas ocuparse también del tema.
Los organismos
internacionales, ya es hora que actúen y, si es con eficiencia aún
mejor. Todos ellos se mantienen con los aportes de diferentes países
que salen de los impuestos que pagamos los contribuyentes, por lo que
tenemos legítimo derecho a reclamarles resultados. Los funcionarios
internacionales de dichos organismos no pueden ser una burocracia, no
dorada, sino platinada y deberían hacer su trabajo.
Para
terminar y con algo de humor, para que no todo sea terrible, un
experto en el tema me dijo que debemos impedir que en breve se
ingiera el “ceviche atómico”.